martes, 27 de marzo de 2007

Cuentas siempre antiguas

No creo en los cambios radicales, en romper con todo y empezar de cero, eso que se llama "borrón y cuenta nueva". Me da la sensación de que ése es el camino fácil, la via de servicio que te redirige por una carretera paralela. Cambias el escenario, cambias el paisaje, pero el coche, las marchas, las posibilidades, tú, sigues siendo tú.

("I was here, she was me, we were one, we were free...")

Es mucho más difícil tomar la decisión de seguir hacia adelante por el mismo camino, cambiando tú. Podemos entrar en el debate de "nadie cambia, lo que somos permanece" y sí, es cierto. Nos adaptamos, nos acoplamos, rendimos determinados espacios y tratamos de conquistar otros; Un día alzamos bandera blanca, otros nos quedamos tumbados, rendidos, sonriendo quizás. Pero eso que somos, eso que nos hace personas únicas, eso que nos hace especiales (y entiendo por especiales desde los bostezos descomunales con los empastes al aire como el don de cantar dando con la nota justa, la intensidad precisa, el arte en su punto...) no cambia. Somos animales sociales, sí, y complacer siempre gusta, pero nos suele gustar complacer con lo que no nos supone esfuerzo, con lo que ya tenemos como nuestro.

Una sonrisa correspondida se me antoja un regalo envuelto en brillantina.

Esta noche, helada, arrebujada contra tres almohadas, no he podido cerrar la escotilla de mi cuerpo. Notaba el calor yéndoseme a través de los ojos. El mayor ataque de humanidad, el "me gustas, te quiero y te deseo" de hace tantos años, hecho un trozo de sueño real, en esta vida. Seguir es difícil sin ese " y cuenta nueva", pero es la única opción...

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